En una sala de cine cualquiera y después de chutarme los comerciales obligatorios, en la pantalla me encuentro con vampiros “vegetarianos” de piel bronceada y con destellos tipo Paulina Rubio; abstinencia sexual metaforizada en calor corporal y sed de sangre; hombres con complejo de “mamer’s” que se quitan la camisa a la menor provocación; problemas existenciales de una adolescente de clase media y pantaletas mojadas… me refiero a la película Luna Nueva pero para ser prácticos podría estar hablando de cualquier telenovela del Carnal de las Estrellas.
[SPOILER ALERT] Ahí no queda todo, lo que me hizo exclamar el HECF más sonoro fue el final de la película… el matrimonio recalcado como trámite para la felicidad en pareja… ME LLEVA LA…
La autora de los libros de la serie Crepúsculo seguramente se aburrió de predicar su doctrina (mormona) de una manera tradicional y se animó a escribir una novela donde plasmó sus sueños eróticos frustrados y no conforme con eso recibió una jugosa cantidad de dinero a cambio de llevar al su obra literaria al séptimo “arte”.
Estarás pensando que no estaría escribiendo estas líneas de mierda si hubiera entrado a ver una buena película o ido a la Cineteca Nacional, pero a veces acompañar a los amigos o a la novia no te deja opción y lo mejor que pude hacer es reírme de las estupideces proyectadas además de mandar esta crítica a un H blog y compartir mi experiencia CREPUSCULERA.
Por el momento me despido como aquel famoso artista plástico (que en pies descalce) Bob Ross… Felices tragos!!!