Especialistas piden debatir el tema con todos los sectores de la sociedad; no es abuso si los adultos no los obligan, afirman.
La exposición del especialista Juan Carlos Hernández Meijueiro, que proponía un movimiento de liberación para despenalizar las relaciones sexuales con menores de 18 años, provocó aplausos en el auditorio, pero también despertó una reacción de Eusebio Rubio Aurioles, presidente de la Asociación Mexicana de Salud Sexual, quien le pidió públicamente a Juan Carlos tratar este tema con mayor cuidado.
El argumento de Aurioles es que podría malinterpretarse la información y hacer ver como que los participantes ahí reunidos, en el séptimo Congreso Nacional de Salud Sexual y Sexología, estaban impulsando una figura que legitimara el abuso sexual infantil.
De inmediato, en el espacio para intervenciones de los colegas asistentes, se dejó claro que no se podía cerrar u omitir este debate, porque al hacerlo se cancelaba la lucha por los derechos sexuales de los adolescentes, que desde hace años vienen impulsando.
Este breve diálogo evidenció que la despenalización de las relaciones sexuales con menoresde edad es un tema pendiente no sólo entre los sexólogos, sino de cara a la sociedad, donde seguramente, el escozor que provocó entre los especialistas, podría ser todavía mayor.
Las preguntas flotaron en el ambiente. ¿Una relación voluntaria entre un adulto y alguien de 17 años puede considerarse abuso? ¿Lo es si el menor tiene 13? ¿A qué edad alguien puede elegir sin coerción a su pareja sexual?
Hernández Meijueiro comentó que cuando dos menores de 18 años tienen sexo sin violencia o coerción suele ocurrir que el de mayor edad es acusado de abusador, pero, dijo, en esta idea hay al menos un par de prejuicios: uno, que el o la menor no tiene deseos ni iniciativa sexuales, y dos, que el o la mayor siempre sabe más y abusa.
“¿Es pederastia? Legalmente sí lo es. Pues además cada vez es más alta la edad de consentimiento sexual, incluso con aprobación paterna y de tutores”, dijo Juan Carlos.
Pero la voz de Hernández Meijueiro fue respaldada en entrevista posterior por el antropólogo Xavier Lizárraga Cruchaga, quien fue más allá al decir:
“Una sociedad que a los 18 años marca el consentimiento sexual, pero a los 14 años aprueba el trabajar, es de retrasados mentales; es increíble que el niño pueda tener responsabilidades laborales a los 14 años pero que no pueda disfrutar del sexo a la misma edad”.
Xavier Lizárraga Cruchaga es autor de una ponencia titulada “Dejad que los niños se acerquen a mí”, donde habla de cómo la sociedad pretende negar la sexualidad en la niñez, al no reconocer sus disfrutes y búsquedas sexo-eróticas que se presentan, asegura, incluso desde que están en el útero.
Paidofilia y pederastia
El especialista subrayó la necesidad de entender que los términos de paidofilia y pederastia son diferentes: el primero es amar a los niños, nunca violarlos, y el segundo es tener relaciones sexuales con menores contra su voluntad.
“En México es a partir de los 18 cuando se alcanza la ciudadanía, pero también un consentimiento sexual. Nuestro sistema es decimonónico porque además pareciera que la adolescencia es un decreto presidencial”, dijo Lizárraga Cruchaga y recordó que en Bélgica a los 14 años ya se les considera maduros para sus relaciones sexuales, para buscar orgasmos y provocarlos a otros, pero es hasta los 18 años cuando las personas tienen la capacidad de votar.
“Conozco personas que a los siete años tuvieron relaciones sexuales con otros niños y con adultos porque ellos lo buscaron y están felices”, comentó.
Los argumentos de que el menor no está formado completamente y no tiene capacidad de discernir entre lo que realmente quiere no son válidos para Lizárraga: “Si no tiene esa capacidad entonces que no le enseñen idiomas ni cosas tan complicadas como las matemáticas. Además un menor como ser humano siempre tiene formas de decir ‘no quiero’, si violentamos esas normas entonces lo estamos violando”.
La experiencia erótica infantil
Fuera del simposio, Eusebio Rubio Aurioles contrastó algunas de estas posturas y advirtió que es importante validar el placer sexual en los niños. Pero una cosa diferente y que afectaría su desarrollo, es someterlos a un placer desde la experiencia del adulto o que se les exponga al erotismo adulto.
“La experiencia erótica infantil tiene muy poca semejanza con la adulta, de hecho no se parece nada, sobre todo al principio, porque la experiencia es muy directa y corporal con pocos significados asociados y ninguna implicación afectiva, sino sólo de contacto corporal y de consciencia placentera. En los adultos lo que tenemos son experiencias eróticas en donde existe la carga de significado del deseo del otro”, explicó.
Reconoció que hay algunos niños que experimentan este tipo de relaciones, a los que no les afecta, pero los casos son mínimos, es por eso que esta restricción existe como ley universal.
“No es realista pensar en una cultura donde esto estuviera institucionalizado y regulado, donde el erotismo no tuviera esos límites. En el mundo actual en muchas de las culturas el resultado es claramente negativo. Además de que no es factible que a un adulto le resulte gratificante una experiencia con un niño, a menos de que tenga su erotismo acomodado de tal manera”, argumentó Eusebio Rubio Aurioles.
Para un niño y una niña que han tenido una experiencia sexual con un adulto, explicó, casi siempre resulta placentera al mismo tiempo que incomprensible, además estimulante eróticamente porque la capacidad de respuesta física está presente en el niño y en la niña desde mucho antes de que tenga la posibilidad de comprender el estilo del adulto, no es que no lo entienda.
Sin embargo, las disonancias son las que generan daño y es un daño comprobado frecuentemente no como regla general, pero sí en las experiencias sexuales continuas.
“¿A poco le vamos a hacer caso a los adultos que tienen preferencia por los niños para vivir su erotismo?, pues creo que no, los adultos van a tener que aguantarse en su erotismo insatisfecho, pues esto se hace a costa de deteriorar el desarrollo de los niños; se trata de una responsabilidad social”, expresó.
Todas las voces
Para Paulina Millán, del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex), este tema debe desarrollarse sí entre sexólogos, pero también desde los más diversos sectores de la sociedad.
“Lo importante sería definir una edad para el consentimiento sexual, pues muchos jóvenes sí tienen capacidad de decidir sus relaciones sexuales; no podemos seguir ‘infantilizando’ a los adolescentes, en otros países ha funcionado que estas prácticas no sean penadas a partir de los 16 años”, dijo.
Relató un caso en el que la persona de 18 años ahora se encuentra en la cárcel por mantener una relación homosexual con una persona de 17, esto porque se presume que el mayor influyó en la sexualidad del menor.
Lo cierto es que este tipo de demandas, comentó, sirven como un arma legal que puede tener doble intención; por la persona que realmente fue agredida, pero también como un arma de control sobre el adolescente y su sexualidad de parte de los padres o familiares, que con frecuencia son quienes presentan las denuncias.
¿Dónde quedan los derechos sexuales de los adolescentes, que al final se enmarcan en los derechos humanos, mismos que no se adquieren si no a partir de los 18 años?
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