martes, enero 19, 2010

Cómo hacer una telenovela mexicana

1. La época de copiar a los hermanos Grimm, a Perrault y otros autores se acabó hace algunos años. ¿Para qué esforzarse en darle una versión más a los cuentos de hadas, si alguien ya lo hizo por usted? Mejor revise lo que han hecho los colombianos y los argentinos.

2. La protagonista de su historia debe ser castaña, porque es bien sabido que las mujeres de cabello oscuro tienen buen corazón y las rubias son unas verdaderas hijas de puta. Siga alimentando ese rencor social, total, si ocurre una revolución (cosa harto improbable), se muda a Miami y todo solucionado.

3. Contrario a los rumores, usted no necesita actores para su telenovela.

4. Adquiera los derechos de transmisión de una telenovela extranjera. Luego, si tiene éxito, vuelva a hacerla pero con sus propios actores. Mire, a la gente le encanta el double-dipping y no le va a importar si acaba de ver exactamente lo mismo un mes antes. (Véase la primera imagen)

5. El protagonista de su historia debe ser alto, guapo, musculoso y extranjero. Vamos, lo que ninguna de las mujeres que verán su telenovela se va a cenar jamás. En serio, ja-más. No, de verdad.

6. En su historia, los habitantes del fraccionamiento más exclusivo de la ciudad (que hasta nombre en inglés tiene y hay que darle un password al portero para entrar), se codean con los de la peor colonia de la peor delegación. Ahí no existen el narcotráfico ni los asesinatos y los vecinos se apoyan entre todos y se quieren bien. Mire, si tiene dudas, vea Nosotros los Pobres y Ustedes los Ricos con San Pedrito Infante.

7. ¿No tiene un proyecto para presentarlo en su televisora? Proponga hacer una nueva versión de una telenovela que haya tenido éxito en el pasado. En el documento que entregue, use mucho las palabras ‘actual’, ‘más atrevida’, ‘nuevos paradigmas’. Mientras lo aprueban (porque lo harán), hágase de los libretos de la primera versión, añada algunos personajes y escenas en donde se le vean bien las tetas a la protagonista.

8. Haga una telenovela juvenil. Es fácil, simplemente vista a las niñas como personajes de hentai. Nadie se fija en los tipos. Todos, pobres y ricos, van a la misma escuela y tienen aventuras y periecias. Los actores pueden tener entre 12 y 30 años para representar a jóvenes de 17.

9. Cuando todo falle, el reparto formará un grupo musical y se presentará en palenques, ferias de pueblo, centros comerciales y patios de escuela primaria de gobierno.


10. Los malos odian porque sí. No hay razón alguna. Hablan solos y siempre están a oscuras en sus habitaciones, sus amigos son igual de malvados y, sin son mujeres, tienen un cuerpo espectacular. Sin son hombres, son Enrique Rocha.

11. Al hacer un remake de una telenovela, no se detenga. Usted puede hacer lo que quiera. Si la descripción del personaje dice que tiene 25 años, ponga a un señor de 50. Nadie se va a quejar.

12. Al final, los malos deben ser castigados. Se vuelve cada vez más difícil con el tiempo, porque antes simplemente terminaban en la cárcel, pero el público actual pide sangre. Revise las sagas de Final Destination y Saw, para inpirarse.

13. La verdad, la fórmula es simple. Chico conoce a chica, uno de los dos debe ser muy pobre, la gente se opone a que se amen, se separan, se unen, se separan, se unen (repita esto si alargan la historia), los malos los atormentan, ellos no se defienden, se unen, los malos mueren de maneras dantescas, chico se casa con chica en la playa (aunque la historia suceda en la delegación Álvaro Obregón), todo mundo asiste a la boda. Ponga ‘FIN’ en la pantalla con la tipografía más cursi que encuentre.


10 razones para prohibir los matrimonios homosexuales

1) Ser homosexual no es natural. Debemos rechazar lo que no es natural, como las gafas, el polyester, o el aire acondicionado.

2) El matrimonio homosexual fomentará que la gente sea homosexual, igual que estar cerca de personas altas hará que crezcas.

3) La legalización del matrimonio homosexual abre la puerta a que la gente haga todo tipo de cosas raras. De hecho alguno puede que quiera casarse con su perro, ya que puede “firmar” (con su pata) un acta de matrimonio.

4) El matrimonio existe desde el principio de los tiempos y siempre ha sido igual, por lo que no debería cambiarse; por eso las mujeres son propiedad, no tienen alma, los blancos no pueden casarse con negras, y el divorcio es ilegal.

5) El matrimonio heterosexual pierde parte de su sentido si se permite el matrimonio homosexual; hay que defender la santidad de matrimonios como el de Britney Spears, aunque sólo durase 55 horas.

6) Los matrimonios heterosexuales son válidos porque producen hijos. Los matrimonios de parejas homosexuales, estériles, o de edad muy avanzada no deberían permitirse, porque nuestros orfanatos aun no están llenos, y el mundo necesita más habitantes.

7) Obviamente las parejas homosexuales criarán niños homosexuales, igual que las parejas heterosexuales sólo crian niños heterosexuales.

8) La religión (la que sea) no acepta los matrimonios homosexuales. En una cuasi-teocracia como la de la mayoría de países “avanzados”, donde desde los presupuestos generales, a la educación, pasando por el lenguaje, las fiestas y las tradiciones, todo tiene que ver con la religión, sólo se debe aceptar lo que el cura apruebe.

9) Los niños necesitan una figura parterna y una materna en casa para poder desarrollarse saludablemente. Por eso está prohibido que las madres solteras, los viudos, o los divorciados eduquen a sus hijos.

10) El matrimonio homosexual cambiará las bases de nuestra sociedad; no debemos adaptarnos a nuevas normas sociales. Por eso mismo hay que prohibir el software libre, o la copia privada (eso sí, manteniendo el canon).

Fuente: http://salvajadas.blogspot.com

¿Quiénes son los verdaderos pecadores? - Denise Dresser

Para: Cardenal Norberto Rivera; Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis; Esteban Arce, César Nava, Mariana Gómez del Campo, los arzobispos y ministros griegos y evangélicos, y muchos mexicanos más.


Asunto: Preguntas sobre su oposición al matrimonio homosexual y la postura que han asumido ante su legalización.



-El cardenal Norberto Rivera ha dicho: “México es un país que ama a la familia; es su célula fundamental y el centro de cohesión social. Es por ello que vemos con profunda preocupación cómo se ataca el matrimonio, cómo se burlan los valores cristianos”. Sorprende su posición por la contradicción inherente que entraña. ¿Qué no al aspirar al matrimonio las parejas gay están promoviendo los valores que usted celebra? Si el matrimonio es tan preciado –ya que crea un vínculo estable entre individuos que forman un hogar y una asociación económica y social–, ¿no debería usted aplaudir a quienes quieren formar parte de esta institución social vital? ¿Qué no al buscar el matrimonio las parejas gay están contribuyendo a fortalecer esa célula que usted valora? Entonces, ¿no debería ello ser motivo de celebración en vez de causa para la condena?

-El cardenal también ha argumentado que “la ley suprema perenne es la de Dios; toda ley que se le contraponga será inmoral y perversa”. ¿Pero no recuerda usted que la Constitución es la ley suprema en el Estado laico mexicano, que asienta el respeto a las opiniones de todas las creencias religiosas pero prohíbe la imposición que usted sugiere?

-César Nava ha dicho que buscará echar abajo la aprobación de los matrimonios gay con argumentos “estrictamente jurídicos”. ¿Pero qué no la ley a la que piensa apelar debe ofrecer protección y equidad tanto a hombres como a mujeres, al margen de su orientación sexual? ¿Qué no la igualdad ante la ley debe extenderse a las personas de todas las razas, religiones, lugares de origen y también preferencia sexual? ¿Puede ofrecer usted una sola razón para continuar discriminando contra miembros decentes y trabajadores de la sociedad, apelando a un argumento jurídico? Al negar el matrimonio entre homosexuales, ¿no está usted negando también el reconocimiento a la igualdad en nuestra sociedad –algo injusto e inconstitucional?

-Gran parte de los argumentos en contra del matrimonio gay están enraizados en que la tradición ha contemplado el matrimonio como una relación exclusiva entre hombres y mujeres. ¿Pero acaso los derechos y libertades que el matrimonio abarca están confinados exclusivamente a heterosexuales? El hecho de que las cosas siempre han sido de cierta manera, ¿implica que deben permanecer así? ¿Cómo explicarían ustedes el rechazo a tradiciones como la esclavitud, la segregación racial, la negación del voto a las mujeres? ¿Qué no el rompimiento con la tradición en esos casos ha sido señal de evolución y reconocimiento de la universalidad de los derechos?

-Mariana Gómez del Campo, lideresa del PAN en el DF, ha manifestado su oposición a los matrimonios gay porque “lo natural es una relación entre hombre y mujer”. ¿Acaso esa afirmación no ignora que la ciencia nos ha enseñado que muchas veces ser homosexual no es algo que se elige? ¿No ha leído y estudiado lo suficiente como para saber que la preferencia sexual puede ser tan inmutable como ser zurdo? ¿Y qué no sabe –además– que la Constitución prohíbe imponer nuestros prejuicios sobre otras personas? ¿Acaso olvida que el Estado laico existe precisamente para promover la libertad y asegurar las garantías civiles?

-Los panistas han argumentado que los matrimonios gay equivalen a un atropello a los derechos de los niños. Esa posición parte de la premisa de que los padres homosexuales serán un peligro para los niños que adopten o conciban. ¿No están al tanto de la amplia literatura académica que contradice los estereotipos comunes y descalificadores sobre los padres homosexuales? ¿Sabían ustedes que las parejas de homosexuales son tan felices o infelices como las parejas de heterosexuales? ¿Sabían que su capacidad de ser padres no es diferente a la de matrimonios heterosexuales? ¿Sabían que –según los estudios– los hijos de parejas homosexuales no tienen ni más ni menos posibilidades de ser homosexuales cuando crezcan? ¿Sabían que los hijos de parejas gay crecen de la misma manera, hacen actividades similares, practican los mismos deportes, ven los mismos videos que los hijos de parejas heterosexuales?

- Como ha argumentado el jurista conservador Theodore Olson, independientemente de lo que ustedes piensen sobre la homosexualidad, es un hecho que los gays y las lesbianas son miembros de nuestra sociedad. Forman parte de nuestras familias, de nuestras escuelas, de nuestros lugares de trabajo. Son nuestros doctores, nuestros maestros, nuestros colegas, nuestros amigos. Anhelan la aceptación, aspiran a relaciones estables, desean contribuir a la sociedad, como tantos mexicanos más. Al negarles el derecho al matrimonio, ¿no están ustedes contradiciendo los valores que tanto dicen fomentar: familias fuertes, relaciones perdurables, comunidades pobladas por personas con lazos legales y reconocidos? ¿Qué no la discriminación y el trato desigual corren en sentido contrario a todo aquello que la Iglesia y el conservadurismo promueven?

-Ustedes dicen estar en favor de la familia, en favor de la tolerancia, en favor del amor. Pero al disuadir a los homosexuales de formar relaciones –como el matrimonio– que ustedes alientan en otros, ¿no les están diciendo que son personas menos valiosas, menos legítimas, menos iguales, menos apreciadas, menos queridas? Al negarles el derecho a relaciones equitativas, ¿no los están degradando como individuos? Al referirse a sus relaciones como una “aberración” y como una “perversión”, ¿no están contribuyendo ustedes al prejuicio, a la intolerancia y a la discriminación? ¿Y qué ello no contradice el espíritu fundacional del cristianismo? ¿Y qué no todo ser humano tiene derecho a la igualdad y a la dignidad?

Fuente: Proceso