domingo, enero 22, 2012

El proyecto nazi que los hombres de hoy disfrutan


En la Segunda Guerra Mundial los nazis sembraron terror y pánico en gran parte de Europa, las tropas alemanas arrasaron con todo a su paso, el ejército nazi se convirtió en una amenaza, y a pesar de que los soldados pasaban bastante tiempo fuera de sus hogares, siempre estaban al pie del cañón.
Hitler y sus comandantes tenían varias estrategias para mantener animados a sus soldados, pero entre todas las técnicas que usaban para motivarlos, había una que llamaba mucho la atención... y era el uso de muñecas inflables...
De acuerdo a lo publicado por el periódico El Clarin, el autor Graeme Donald, uno de los mayores peligros a los que se enfrentó Adolf Hitler y el ejército nazi al invadir Francia, no tiene que ver con armas, por lo menos no de fuego.
Cuando Alemania tomó Paris durante la Segunda Guerra Mundial, era tal la preocupación de Adolf Hitler porque sus soldados no se "contaminaran" con las prostitutas locales, que mandó fabricar una serie de muñecas inflables para el desahogo de sus muchachos. Así es: Hitler pensaba que las enfermedades venéreas eran potencialmente más dañinas que los bombazos y la resistencia del enemigo.
Graeme Donald descubrió todo lo relativo a estas muñecas inflables al realizar su libro "Mussolini's Barber", en el cual relata historias nada comunes del mundo de la milicia, entre ellas esta anécdota nazi cuya misión se conoció como "The Borghild Project".
Era 1940 y Hitler le pedía al doctor danés, Olen Hannussen, el primer juguete erótico del mundo: la Borghild, una palabra que en Dinamarca significa algo así como muñeca del pueblo.
La orden del líder del nazismo fue muy clara: la muñeca tenía que tener aspecto netamente ario y representar los ideales de belleza en Alemania: esbelta, rubia, blanca y de ojos azules.
Además, según una carta publicada por un diario noruego, Hitler ordenó que la muñeca tuviera "una altura de 1,76, labios y pechos gigantes, piernas, brazos y cabeza articulada y un ombligo bien diseñado".
La creación de estos juguetes suena a película de comedia actual, pero realmente sucedió así: se fabricaron en tamaño pequeño, de tal forma que fueran fáciles de portar en las mochilas de los soldados. La primera modelo a considerar fue la actriz húngara, Kathy von Nagy.
Las atletas Wilhelmina von Bremen y Annette Walter no tuvieron problema en prestar sus esculturales cuerpos para que las Borghild lucieran como ellas.

El equipo desarrolló polímeros especiales que se parecían a la piel y presentó en 1941 tres tipos de muñecas de diferentes alturas: 1,68: 1,76; y 1,82 metros. Sin embargo, el proyecto se vio frustrado cuando el bombardeo aliado en Dresde destruyó la fábrica que había recibido el encargo de desarrollar el juguete erótico.
.De esta forma el ejército nazi tuvo con qué liberar sus energías en los descansos del sangriento combate, claro, además de gastarlas también matando a millones de judíos así como hombres, mujeres y niños de los otros países enemigos.

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