martes, septiembre 20, 2011

Un satélite fuera de control caerá el viernes a la Tierra


Pesa 6 toneladas y aún no se sabe dónde impactará. Lo alertó ayer la Nasa. La central atmosférica tiene el tamaño de un colectivo y dejó de funcionar en 2005.

Un satélite de seis toneladas que viaja sin control por el espacio chocará este viernes contra la Tierra. Lo que parece un estreno del cine catástrofe, es un hecho confirmado por la agencia espacial de EE.UU. (Nasa). Y aunque las probabilidades de un accidente son remotas , al ingresar en la atmósfera muchos de sus fragmentos se desparramarán sobre el planeta.

La chatarra científica es el UARS (Upper Atmosphere Research Satellite), satélite lanzado en 1991 para estudiar la atmósfera terrestre, que está dotado de 10 instrumentos científicos para medir el viento, la temperatura y reacciones del ozono. Da una vuelta a la Tierra cada 90 minutos .

El sistema estuvo enviando datos durante casi dos décadas hasta que concluyó su labor operativa en 2005 . En ese momento fue retirado a una órbita más baja a la espera de su camino a la estratosfera. Si bien ya no queda combustibles tóxicos en su interior, se calcula que 26 grandes pedazos del satélite podrían superar la barrera de la atmósfera, incluidas piezas de titanio y depósitos.

Se espera su aparición para este viernes. Pero como la fecha precisa depende de cuánto lo afecte la actividad solar el margen que se maneja para el momento crítico oscila en un día antes o después .
“El objeto viene con una gran aceleración y de pronto se topa con una pared de aire que altera su composición física. La fuerza de fricción de la atmósfera irá abrasando sus partes hasta desintegrar las menos consistentes ”, explica Rodolfo Valverde, de la secretaría de difusión de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata. “Los restos que se traspasen la atmósfera no van a devastar una ciudad, pero si golpean a una persona en la cabeza la pueden matar, ya que se desplazan con la velocidad de un proyectil”, agregó.

Como el satélite en órbita mantiene una inclinación de 57 grados respecto al ecuador, las partes que no se carbonicen al entrar en contacto con la atmósfera se dispersarán entre los 57 grados de latitud Norte y los 57 Sur. Lo que implica que, salvo Alaska, el norte de Canadá, Groenlandia, la península escandinava, el norte de Rusia y la Antártida, pueden colisionar en cualquier otra región, incluyendo la Argentina . Los expertos de la Nasa calculan que los fragmentos podrían extenderse en un radio de 800 kilómetros .

Según informó la agencia espacial estadounidense en su sitio web, el riesgo de que alguno de los 5.675 kilogramos caiga en una propiedad es extremadamente bajo .
La probabilidad de que algún trozo de basura satelital impacte en una persona es de 1 en 3.200 . En base a recuentos estadísticos, lo más factible es que los residuos acerados desciendan en algún punto del océano , ya que el 71 por ciento de la superficie del planeta es líquida.

Desde el comienzo de la era espacial, a fines de 1950, no hubo informes confirmados de un daño resultante de los objetos espaciales al volver a entrar en la atmósfera. Entre los escasos antecedentes documentados está el caso de Lottie Williams, una mujer de Tulsa, Oklahoma, a quien en 1997 le cayó un trozo de un cohete (de 10 centímetros por 13) sobre el hombro . Resultó ilesa.
Lo cierto es que entre 100 y 200 objetos del tamaño de una pelota caen cada año sobre la Tierra . En la lista de objetos recuperados hay una larga serie de esferas metálicas, algunas de hasta 200 kilos, en distintos puntos del globo, desde Arabia Saudita hasta Tailandia.

Si los restos de esta maquinaria espacial se desploman en una área poblada o en el medio de un monte, las Fuerzas Armadas de EE.UU. advirtieron que nadie deben tocar estas piezas, y tienen que avisar del hallazgo a las autoridades locales.
Mientras estuvo operativo, el UARS se mantuvo a unos 580 kilómetros de altura sobre la Tierra y, desde que dejó de funcionar, fue perdiendo altura poco a poco. Para evitar sorpresas, está siendo monitoreado por varias agencias espaciales que siguen su trayectoria al instante.