martes, junio 18, 2013

Black Sabbath - 13 | Nuestra reseña


Me gustó. Es un disco que necesita varias escuchadas (solo llevo una) pero creo que es digno. La producción es terrible, algo de lo que hablaré más adelante.

Afortunadamente y para molestia de Ozzy, no grabó Tommy Clufetos quien fue una opción que no me gustó nada desde que se anunció. Brad Wilk se encargó del lugar que Bill Ward no quiso tomar porque no le gustó lo que le iban a pagar (seguro que se está dando de topes ahora que se ha revelado que el disco vendería casi 150,000 discos en su primera semana, solo en Estados Unidos, dónde están en primer lugar en las listas de ventas, por primera vez en su carrera). 

Iommi es impresionante como siempre. Pasan las décadas y no deja de crear y crear riffs asesinos y solos rápidos y con mucho feeling. 
A pesar del sonido general del disco, por ahí se escucha a Geezer Butler aporreando su bajo con mucho estilo como solo él sabe hacerlo, además de escribir todas las letras. Los créditos de la música son de Butler, Iommi y Osbourne.
Por Ozzy es por quien se notan más los años (o los abusos) pero suena mejor de lo que esperaba. Se siente bien escucharlo sobre la base que lo dio a conocer y no trabajando con un alcohólico haciendo armónicos cada 5 segundos (lo siento, el estilo que ha desarrollado Zakk Wylde a través de años de chupe me recontra-caga).

El sonido apesta. Simplemente apesta.
Rick Rubin es una de las más grandes desgracias sónicas que existen en la actualidad. Como productor tiene mucha visión y le agradecemos que no dejara que grabara Clufetos sustituyéndolo por Wilk, quién le entra más al jazz y al blues, más del estilo del clásico Sabbath; pero esa maña que tiene de saturar y comprimir todo al límite mató la dinámica de la música. Tal vez se está quedando sordo o simplemente le da flojera mezclar y masterizar correctamente, solo quiere que todo suene más fuerte que cualquier otro disco. El simplemente comprime, comprime y comprime. Su contratación fue una muy mala idea. De hecho, por el bien de los oídos de la humanidad, nadie debería contratarlo nunca más.

Algunas canciones se te pegan y se quedan ahí, “End of the Beginning” nos recuerda a la icónica canción “Black Sabbath” y funciona muy bien. “Dear Father” es una verdadera joya, un placer de principio a fin. ”Loner” bien podría estar en alguno de sus discos grabados en los 70’s, “Zeitgeist” es un auto plagio de “Planet Caravan” con percusiones y bocina rotatoria en la voz incluida y en general todas las canciones tienen lo suyo, sin parecer que haya alguna de relleno. 

Esto es un regreso digno, tal vez no tiene la fuerza ni la calidad interpretativa de “The Devil You Know” de Heaven and Hell, pero si es mucho mejor que lo que ha estado haciendo Ozzy Osbourne en los últimos 20 años (por lo menos).

Espero que hagan otro.

Omar Jacobo