lunes, marzo 24, 2014

La policía no pudo hacer nada, la victima si.



Una joven de 24 años de edad atrapó al asaltante que la atacó.   

Andrea no se resignó a que la agresión que sufrió, quedara impune.

El delincuente además de golpearla en la cabeza con los puños, la atacó con un gollete de vidrio con el cual le hizo una herida de 3.5 centímetros en el rostro. El hombre además escapó llevándose un iPad y un celular.

El martes 11 de marzo, Andrea llegó a trabajar a un negocio ubicado en Paseo de los Insurgentes. Atendió a los clientes junto con su compañero, quien esa noche salió unos minutos antes de las 8.

La joven se quedó sola y cuando se alistaba para cerrar la tienda, un hombre con el rostro semicubierto y con guantes oscuros y un gollete en la mano, abrió la puerta y se dirigió hacia ella. La cámara de video del comercio registró las 8:05 de la noche. 

En tres minutos, el asaltante golpeó a Andrea en la cabeza. Ella trataba de cubrirse la cara pero el ladrón no dejaba de atacarla a puñetazos y con el vidrio. Andrea metía los brazos y las piernas para cubrirse el rostro. 

El delincuente tomó la bolsa de la joven y ella, muestra el video, intentó arrebatársela. El ladrón encontró el celular sobre el escritorio y descubrió el iPad. Cuando estuvo a punto de salir corriendo, volteó a ver a su víctima que estiraba el brazo para accionar una alarma.

Esto enfureció al criminal que regresó a golpear con mayor fuerza a su víctima y con el vidrio, le cruzó el rostro. Enseguida huyó.

De inmediato, Andrea pidió auxilio al 066. Una patrulla con dos policías preventivos llegó 20 minutos después a pesar de que existe una comandancia a unos 3 minutos del lugar. Los agentes dijeron que se habían perdido.

Después de narrar lo ocurrido a los policías, la joven fue conducida a un hospital para atenderla de las heridas en el rostro y en los brazos. Fue necesario coserle la cortada de la cara.

Al día siguiente, Andrea presentó la denuncia ante el Ministerio Público. Entregó el video de la agresión y regresó a su casa. Estaba triste y asustada. El jueves 13 durmió con sobresaltos.

Pero el viernes 14, Andrea despertó decidida a buscar a su agresor. Encendió la computadora y a las 8:24 de la mañana, con el geolocalizador detectó la señal de su iPad. Vio que estaba en algún establecimiento ubicado frente al Estadio León.

Llamó al 066 y pidió ayuda para capturar al asaltante, platicó la historia, pero sin resultado. Le respondieron que nada podían hacer, que debía llamar cuando estuviera junto a su agresor.

La joven salió de su casa y llegó al estacionamiento de Toks. Vio un policía en motocicleta y pidió auxilio. Le respondió que daría una vuelta en la manzana. Regresó a despedirse, “no encontré nada”.

Casualmente llegaron dos patrullas de la Policía Preventiva a la misma zona. Otra vez Andrea se acercó en busca de ayuda y obtuvo la misma respuesta: “No podemos, la Ley no lo permite”.

La valerosa joven entraba y salía a los negocios en busca del delincuente. Un amigo le avisaba que la señal del iPad se movía pero sin salir de la zona.

En tanto, un familiar de Andrea pedía auxilio a la Policía Ministerial. Así, acudieron dos agentes quienes acompañaron a la joven en la búsqueda del asaltante.

Poco después de las 9 de la mañana, la joven y los ministeriales recorrían uno a uno los establecimientos. De pronto, Andrea, desde la banqueta, vio al interior de un restaurante y se topó con su asaltante. César Tavares Giño, se dio cuenta que estaba a unos pasos de su víctima e intentó escapar.

A pesar de que la noche del asalto estaba con el rostro semicubierto, Andrea lo identificó. Un mechón pintarrajeado de pelo en la frente y los ojos, lo delataron.

Los ministeriales seguidos por la joven, pidieron permiso para entrar al restaurante y en cinco minutos, ya lo habían capturado.

César Tavares Giño trabajaba en la cocina de La Cervecería, traía puesto el mandil negro. Esa mañana llegó con el iPad y el celular de Andrea y no resistió las ganas de verlos funcionar. Así se delató.

Andrea estuvo a punto de desmayarse cuando estuvo frente a su atacante. Personal del mismo restaurante le ayudó a sentarse, le dieron agua y pan.

En tanto, mientras los ministeriales conducían al asaltante a un vehículo, compañeros de trabajo le gritaban: “¿César, por qué lo hiciste? ¿Por qué le haces esto a tu familia? Mira nada más”.

El asaltante de 27 años de edad, sólo respondía: “Se me hizo fácil… se me hizo fácil”.

Minutos después, declaró ante el Ministerio Público que sí atacó a Andrea.

Al día siguiente, el viernes 17, César Tavares Giño fue puesto a disposición del Juzgado Primero Penal por el delito de robo calificado.

Al recuperar su iPad y el celular, la joven tuvo otra impresión:  El delincuente aparecía en varias fotografías y en un video  posando con su iPad y con el gollete de vidrio.

César Tavares Giño parecía feliz después del asalto.
César Tavares Giño, de 27 años de edad, fue detenido por policías ministeriales justo en su centro laboral y con los aparatos robados en su poder.

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